¿Qué es lo que pasa, señor? ¿Algún problema? -preguntó tímidamente Carlos Muñoz, el administrador del Penal de San Cristóbal, colocándose las gafas que constantemente se le resbalaban por la nariz. Tras recibir la señal que lo autorizaba a entrar en el despacho, traspasó la puerta y se giró lentamente para cerrarla. Se alegró de su prudencia, desde fuera se habían oído los gritos e hizo bien en preguntar antes de entrar al despacho en lugar de hacerlo directamente como en otras ocasiones.