Los rasgos de su cara estaban difuminados, como el sol a través de una sombrilla, cuando estás tendido en la playa, en verano. Tenía una sensación como de haberme transformado en una planta. Plegando mis hojas grisáceas al anochecer, sin florecer jamás, solo esparciendo esporas con el viento, una planta tranquila, como un helecho.