Un hombre mayor me confiesa en un restaurante que ha matado a su esposa, lentamente, día a día, ha sido el crimen perfecto. No hay manera de que puedan culparme, no he dejado ninguna prueba, la hice, literalmente, desaparecer. Todos creen que me abandonó. Pero no puedo dormir. ¿Me entiende? No puedo dormir. Están todos como cabras.