Allí delante se configuraba una figura, de apariencia humana pero origen desconocido. Cuando abrió los ojos la vio de nuevo: la sombra nacida de materia intangible estaba ante él: vestida de fuego, ojos llameantes, insoportable mirada roja, sangrienta. Volvía a enfrentarse a la muerte, pero ahora se entregaría a ella.