Estaba ya en la puerta, a punto de volverme a casa a comer bananas, pero tuve una idea. "La murga... ellos hacen muchas cosas... vomitan información... deben comer mucha para poder hacer eso. Voy a preguntarles." Claro que la murga tiene su propia oficina. Es la número 5752. Subí las escaleras gateando, hasta el piso 57, y les toqué el timbre con el pie. No obtuve respuesta, así que pegué un grito. Nada. Pateé la puerta, y al derribarla vi que tenía que entrar por la otra que estaba abierta.