La voz temblorosa del señor Dunthorne mientras hace el anuncio, los rostros conmocionados de mis compañeros de clase. Un parque infantil adornado con flores, la quietud vacía de un pasillo de la escuela. Análisis de noticias locales, el estoicismo constante de mis padres, vigilias a la luz de las velas... Y finalmente, mi gloriosa resurrección.