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changed eve to even

Some Disney Princess
I swear, didn't that happen to the Mongolian Empire lol

Satan
NO. JUST NO. WHY. WHY DID YOU HAVE TO REMIND ME OF THIS ABSOLUTE TORTURE

Kawish
Friday is my favourite day of the week too! Like you get to do something …

Eric Cantona
Hey nice quote man!

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gerdundula's cotizaciones

Todos cotizaciones

Noah Hawley - Fargo (Serie)
Millones de personas compraron casas que no podían permitirse y ahora viven en las calles. El 85% de la riqueza mundial está controlada por el 1% de la población. ¿Qué cree que va a pasar cuando estas personas despierten y se den cuenta de que usted tiene todo su dinero?

Patricia Highsmith - Extraños en un tren
Supongamos que nos hemos puesto de acuerdo y que este es el plan. ¿Sería capaz de ponerlo en práctica? Usted me daría toda clase de detalles sobre el sitio donde ella vive y yo haría lo mismo por usted. Le parecería conocer el lugar de toda la vida. Podríamos dejar huellas digitales por todas partes. Los sabuesos acabarían por volverse locos.

Manuel Rivas - Ella, maldita alma
Dicen que el de Irlanda, a partir de los 48 grados latitud norte, es el mar más duro, pero yo no tenía miedo. Y eso que sé que el mar va a por mí. Nací avisado. El día que vine a este mundo, el temporal estuvo a punto de reventar la puerta de casa. No es una exageración. Entró de golpe por la bocana y deshizo la flota de cerco de Malpica.

Manuel Rivas - Ella, maldita alma
Mireia recuerda el día de aquella foto. Quería ir en ayuda de aquel brazo de mujer. De la bandera de aquel cuerpo agonizante. El oficial de los cascos azules la frenó. No estás aquí para eso. Recuerda también la frase del veterano: No se puede enfocar con los ojos llenos de lágrimas.

Manuel Rivas - Ella, maldita alma
Ese era el ritual de presentación en la Unidad de Ayuda y Autoestima de Monelos. Todos habíamos dicho aquella frase como quien arranca un tapón de corcho atascado en la garganta. El tapón giraba en una fatídica ruleta que nos apuntaba con su flecha. Pero durante varios días sentías vértigo y, cabizbajo, posabas tus ojos de plomo en el eje, justo en el centro del círculo, rogándole a Dios que el puntero de la rueda no girase en tu dirección.