Manos a la obra, señor Freeman, manos a la obra. No quiero decir que se haya dormido en los laureles, en el trabajo. Nadie se merece más un alto en el camino. Todos los esfuerzos realizados habrían sido en vano hasta que... Bueno, digamos que otra vez ha llegado su hora. El hombre adecuado en el sitio equivocado puede cambiar el rumbo del mundo. Despierte, señor Freeman, despierte y mire a su alrededor.