Anónimo
Desde su nacimiento, él siempre gozó de un rostro esculpido por el mismísimo Satanás, pues, ni tan siquiera sus propios padres se atrevían a mirarlo directamente a la cara. Lo único equiparable a la fealdad de ese pobre hombre era su propia personalidad, una mente perturbada y oscura que ocultaba grandes y peligrosos secretos como quién fue el culpable del asesinato de Kaytlin Miller.