A primera vista, soy un humilde veterano de Vaudeville en el papel de víctima y villano por vicisitudes del destino. Este visage, ya no más velo de vanidad, es un vestigio de la vox populi, ahora vacua, desvanecida. Sin embargo, esta valerosa visión de una extinta vejación se siente revivida y ha hecho voto de vencer el vil veneno de estas víboras en avanzada que velan por los violentos viciosos y por la violación de la voluntad.