Nunca es más difícil conseguir un éxito como después de haber padecido un fracaso. Y, sin embargo, nunca es más necesario conseguirlo. Porque al que tiene éxito se le da siempre la razón, aunque no la tenga. Y el que fracasa no tiene razón nunca, aunque rebose de razón. Estas perogrulladas iba yo pensando una tarde a la salida del teatro "La Comedia", donde acababa de sostener una entrevista.