La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos; la estiras, la extiendes, pero nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas, pero desde que llegamos llorando hasta que nos vamos muriendo, solo nos cubre la cara mientras gemimos, lloramos y gritamos.
“Solo” es una palabra llana terminada en vocal. Por tanto, en principio y atendiendo a su fonética, no debería llevar acento. El acento que ocasionalmente lleva cumple una función diacrítica: es para diferenciar entre su uso como adjetivo o como adverbio (siendo este último el que lleva tilde). Es decir, “solo” solo lleva tilde cuando su significado es ambiguo y no está claro si es adverbio o adjetivo. Cuando está claro que es un adverbio o un adjetivo, no lleva acento. Al menos, así era hasta 2008, cuando la RAE decidió que la tilde diacrítica en “solo” es innecesaria (ya que las situaciones de ambigüedad son raras y siempre se puede diferenciar con el uso de “solamente”) y adoptó la postura de recomendar el desistimiento de su uso. Por tanto, “solo” no debería llevar acento en ninguna ocasión hoy en día. Pero, puesto a llevarla, debería ser en situaciones de ambigüedad.