Los padres de Carlota se odiaban incluso antes de la boda y se separaron poco después. El príncipe Jorge dejó a Carlota al cuidado de varias gobernantas y criadas, pero no permitía que tuviera mucho contacto con su madre, que acabaría por dejar el país. A medida que Carlota llegaba a la edad adulta, su padre la presionó para que se casara con el príncipe heredero Guillermo, que más tarde se convertiría en rey de los Países Bajos, pero después de haber aceptado, rompió el compromiso.