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Alan Watts
never stop learning

hyper_typer
this makes me feel like i'm having a stroke

Serena Federer
That is not true

Kurt Vonnegut
That's kind of tragic, I feel bad for yeast now :(

"Someone's Poetry"
nice !

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user263053's คำคม

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Anónimo
Di unos pasos hacia ella y me asomé al pequeño lago. El agua era toda una sombra líquida. La mujer huyó sin moverse y con un gesto indefinido se preparó para el salto. El agua se acercaba suavemente invitándola al suicidio.

Anónimo
Miré al jardín. El sol se despedía de los árboles más altos. En un rincón oscuro una mujer apretaba a un niño contra su pecho como si quisiera apartarlo de la vida.

Anónimo
Ahora, tiempo después, sabía que todo estaba a punto de terminar. Él seguía siendo la sombra que la acechaba en el silencio sin dejarle un instante, ese sentimiento impregnado a sí misma tanto tiempo. Hubo un silencio largo al que le siguió otro todavía más prolongado. Entonces, alguien comenzó a forzar la cerradura de la casa.

Anónimo
Había compartido años de profundas emociones junto a él, años de verdadera pasión enloquecida, años junto a un desconocido que no permitió verla abandonar la casa cuando ni su cuerpo ni su mente le permitían pasar ni un solo minuto más junto a ese hombre.

Anónimo
Sabría que vendría para cumplir sus palabras, lo que le producía un sentimiento de culpabilidad que le oprimía hasta provocarle un agudo dolor en el estómago. El teléfono quedaba cerca, quizá quedaba tiempo para pedir ayuda, pero no era capaz de mover ni uno de sus miembros de la cama. Estaba encadenada a un futuro que ahora, estaba convencida, era el que le tocaba vivir.

Anónimo
El silencio atrapó la estancia sin darle siquiera tiempo a levantarse y dar la luz. Los sonidos de la noche invadieron la habitación, el ruido insoportable del motor del frigorífico, los rumores de los coches en la calle, el incesante estruendo del segundero del despertador. Todo llenaba el cuarto convirtiéndose en el preludio de la cita concertada.

Anónimo
Por un capricho del destino, de un animador de verbenas de hados... la sonrisa de una demasiado ociosa mujer una vida ha quitado, primero ungiendo la daga y luego de ella tirando... con un dolor más intenso que jamás nadie haya pagado, arrebatando el último estertor a un pobre villano.

Anónimo
El dolor inundaba su caja torácica, iba propagándose lenta y frenéticamente por su endeble figura. El sonido del viento golpeaba incesantemente sus oídos, siempre recordándole a esa carcajada caprichosa de la mujer que siempre tuvo su sentido corazón.

Anónimo
Cada pequeño paso era una amarga victoria en una batalla decidida de antemano seguramente por algún bufón de los dioses... Mientras avanzaba, un sonido leve emergía a través del tiempo, ruido de tambores se sucedían de menos a más, anunciando un destino fatal.

Anónimo
El viento azotaba los altos del valle, arrojando su rencor a las fustigadas hojas de los sauces. Sobre su cabeza el cielo se tornaba de una tonalidad ocre, despidiendo lágrimas que arrastraban el sudor que emergía de su rostro descompuesto; su respiración entrecortada y jadeante acompasaba el sonido de la tupida hierba reseca aplastada sin miramientos bajo sus desnudos pies.

Anónimo
Nadie, ni siquiera el veterano comisario de policía, pudo comprender el ademán extraño de aquel hombre al pasar junto a la sábana que cubría el cuerpo de la que, hasta hacía unos minutos, había sido su mujer.

Anónimo
Solo quedó uno vivo después de aquella noche fantasmal. Solo quedó uno que pudiera contarlo. Solo uno se escapó. Sin embargo, hasta ahora no se lo ha relatado a nadie. Quizá porque tiene miedo. Quizá porque no quiere recordar.

Anónimo
Mientras sacaba las llaves del bolso, oí de repente unos pasos que se acercaban. Al volverme, vi la figura de un hombre joven que se dirigía hacia mí con una amplia sonrisa en la cara. Según avanzaba comenzó a hablar...

Anónimo
Volvía de realizar las compras de última hora en el centro comercial y caminaba hacia el párking donde había dejado mi coche aparcado. Solo se oía el ruido de mis tacones al pisar sobre el suelo. No había nadie y eso me inquietaba.

Anónimo
Al recuperarme, abrí los ojos y vi a mi mujer a mi lado. Estaba tumbado en la cama de ese hospital que había visto desde la ventana. Un sentimiento de alivio recorrió todo mi cuerpo. Había vuelto de un viaje que nunca recomendaré a nadie.

Anónimo
Solo podía apreciar el típico ruido que hacen esos scanners. De repente, bajo mis pies se abrió una puerta negra. Caí en picado por un túnel. Las imágenes pasaban rápidamente a mi alrededor. Eran todos los acontecimientos de mi vida. Sentí un fuerte golpe y perdí la consciencia.

Anónimo
Paré el coche y, con muchas dudas, descendí. Vi a lo lejos una luz y emprendí el camino hacia ella. Según me acercaba pude comprobar que se trataba de una ventana. Por fin llegué. Me asomé y pude ver mi cuerpo tumbado en una cama de hospital, mi mujer junto a mí, llorando a la vez que acariciándome la mano.

Anónimo
De repente una luz cegadora me impedía ver la carretera. El miedo recorrió mi cuerpo como una descarga eléctrica. La luz se apagó y pude descubrir que no había nada a mi alrededor. Ni coches, ni casas, ni carretera. Todo estaba oscuro.

Anónimo
Abrí la puerta del coche para, como un día cualquiera, recorrer el tramo que separa mi casa del trabajo. El tráfico era el habitual, como habitual es también el cabreo que te produce.

Anónimo
Cuando llegué a la playa encontré sus ropas en la orilla. Me metí en el agua, parecía tranquila, nadé, buceé, pero todo fue en vano. Mientras me ahogaba vi su cuerpo flotando, me pareció que sonreía, como si hubiera expirado con una risa liberadora e histérica, ya no le perseguía nadie, ya no tenía miedo, el miedo ahora estaba conmigo.