Mario Vargas Llosa
- La fiesta del Chivo
A la tercera vez que Urania insiste con el bocado, el inválido abre la boca. Cuando la enfermera vuelve con el vaso de agua, el señor Cabral, relajado y como distraído, acepta dócilmente los bocaditos de papilla que le da su hija y bebe a sorbitos medio vaso de agua. Unas gotitas se le escurren por las comisuras hasta el mentón. La enfermera lo seca con cuidado.
Mario Vargas Llosa
- La fiesta del Chivo
Urania. No le habían hecho un favor sus padres; su nombre daba la idea de un planeta, de un mineral, de todo, salvo de la mujer espigada y de rasgos finos, tez bruñida y grandes ojos oscuros, algo tristes, que le devolvía el espejo.