La poesía vogona ocupa, por supuesto, el tercer lugar entre las peores del universo. El segundo corresponde a los azgoths de Kria. Mientras su principal poeta, Grunthos el Flatulento, recitaba su poema Oda a un bultito de masilla verde que me descubrí en el sobaco una mañana de verano, cuatro de sus oyentes murieron de hemorragia interna, y el presidente del Consejo Inhabilitador de las Artes de la Galdia Media se salvó, perdiendo una pierna en la huida.