Y luego me di cuenta de que no era el caso, porque volví a mirar el edificio y tuve un sorprendente momento de claridad. Me di cuenta de que había emergido, no de las puertas de Kenner, Back y Ledeen, ni de los portales de nuestro vasto y poderoso bufete de abogados, sino del esfínter de un organismo cuya única función es excretar el veneno, la munición, el defoliante... necesario para que otros organismos más grandes y poderosos destruyan el milagro de la humanidad.