Cuando llegué a la playa encontré sus ropas en la orilla. Me metí en el agua, parecía tranquila, nadé, buceé, pero todo fue en vano. Mientras me ahogaba vi su cuerpo flotando, me pareció que sonreía, como si hubiera expirado con una risa liberadora e histérica, ya no le perseguía nadie, ya no tenía miedo, el miedo ahora estaba conmigo.