Kate después se enamoró de él una vez más. Y mientras él le susurraba dulces tonterías al oído, tuvo la más extraña de las sensaciones, casi como si pudiera vislumbrar todo su futuro ante ella. Cada día era más valioso y pleno que el anterior, y cada día se enamoraba y se enamoraba... ¿Era posible enamorarse del mismo hombre una y otra vez, cada día que pasaba? Kate suspiró mientras se acomodaba entre las almohadas, dejándose llevar por sus palabras maliciosas. Por Dios, iba a intentarlo.