Camino por la calles que una vez guardaron mis secretos de niñez y hoy no, no los encuentro. Algún ladrido rebota en la pared, oigo llamadas de voces del ayer y no, yo no llego a tiempo. Hoy encontré todas las ventanas rotas y vuelvo a ser un recién llegado más, todo ha cambiado y yo no me encuentro. Y es que es verdad que el tiempo no te espera, hoy soy aquí solo un extranjero más, un inmigrante del desaliento.