Inés y yo nos escapamos. Nos fuimos a una cabaña en el medio de la nada. Solo dos chicas enamoradas con todo el tiempo del mundo en sus manos. Lejos de los prejuicios y convencionalismos de mi tonta familia. Mis padres jamás aceptarían un amor como el nuestro. Que una señorita solo se enamora de un caballero. Que una señorita es buena esposa y madre. Que una señorita no se lleva a casa el cuerpo sin vida de la joven que encontró en el bosque. Retrógrados.