Vosotras, las familiares, inevitables golosas, vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas. ¡Oh, viejas moscas voraces, como abejas en abril, viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil! Moscas del primer hastío en el salón familiar, las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar. Y en la aborrecida escuela, raudas moscas divertidas, perseguidas por amor de lo que vuela.