Sabes... Cuando te conocí estaba asustado. Estaba atrapado en ese árbol, cuidando de esa pequeña. Rara vez te vi. Venías de noche y siempre dejabas provisiones; agua, comida, mantas... Esas cosas eran muy difíciles de conseguir y no podía entender por qué te preocupabas tanto por dos animales a los que considerabas tu presa. Si no hubiese sido por esa tormenta, no habría tenido la oportunidad de conocerte mejor. Esa pesadilla me llevó de vuelta al principio y te hice sentir rechazado. Lo siento.