Stephen King
- Quien pierde paga
Rothstein pensó: Y si aprieta el gatillo ¿qué? Se acabaron las pastillas. Se acabaron las lamentaciones por el pasado, y por el reguero de relaciones rotas que quedaron a lo largo del camino como coches accidentados: Se acabó también la escritura obsesiva, esa acumulación de cuadernos, uno tras otro, como pequeñas montañas de excrementos de conejo esparcidas por un sendero en el bosque.