Cuando vio "urgt para ud", su primer impulso fue hacerle doble clic, pero recordó que no debía abrir ningún mail de origen desconocido por el riesgo de infección, ante todo si incluía algún documento adjunto, y lo eliminó sin pensarlo más. La noche siguiente vuelve a aparecer el spam, esta vez con una ligera variación: "urgt para ud dr". Titubea. No lo desecha de inmediato.