Cuando llegó a donde estaba el gato de Chesire, se sorprendió al encontrar una gran multitud alrededor de él: estaban discutiendo el verdugo, el Rey y la Reina, que hablaban todos a la vez, mientras los demás permanecían silenciosos, y parecían muy incómodos. Cuando Alicia apareció, los tres apelaron a ella para dirimir la cuestión, repitiéndole sus argumentos. Aunque, como hablaban al mismo tiempo, encontró verdaderamente muy difícil entender exactamente lo que decían.