Santiago Posteguillo
- Los asesinos del emperador
Domicia Longina se despertó por la caricia áspera del emperador. Como durante los últimos días, fingió no sentir la mano fría del dueño del mundo y esperó que la diosa Fortuna se aliara con ella y que el emperador desistiera en despertarla. Así fue.
Santiago Posteguillo
- Los asesinos del emperador
-No se puede matar al emperador de Roma -les respondió Trajano, pero los senadores apretaban los dientes y callaban. Marco Ulpio Trajano, gobernador de Germania, leyó el miedo en el rostro de aquellos senadores y comprendió que la decisión ya estaba tomada. Nada ni nadie podría detenerlos. Caminaban hacia su destrucción, pues la guardia pretoriana era invencible, y Roma entera navegaba a la deriva hacia una guerra civil inexorable, y él estaba en medio y no podía hacer nada.