Por un minuto, póngase, querido lector, en los zapatos del personaje que experimentó este desapego temporal. Vivir todo un año encerrado, viendo cómo el tiempo pasa, y tras muchos meses de esto, ver que en efecto se encontraba aún en abril... ¿Cómo puede cualquier persona mantener su compostura ante esta situación? ¿Cómo se puede explicar a alguien la sensación de no poder confirmar qué día es, de no poder creer ni a los propios ojos, ni a la propia memoria?