Nylige kommentarer

Wikipedia
Dude as I was typing this quote I was changing my posture and carpal tunnel …

Made Up On The Spot
Riddled with errors.

Ricardo Aguilera
Listo

Serita McKenzie
it was good

Suzanne Collins
thank you

Mer

Sitater

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Anónimo
La niebla, impregnada de aquella luminosidad extraña, a ras de suelo, empezó a arremolinarse y parecía cobrar vida, ascendiendo alrededor de él, que seguía arrodillado en el suelo, con los brazos cruzados y la cabeza baja.

Anónimo
Esos cantos tétricos, cada vez más insoportables en medio del bosque, en medio de la lluvia, en medio de la espesa vegetación por la que sin embargo se filtraba la tenebrosa luz, hicieron que con las fuerzas que no tenía soltara un último grito de desesperación, de angustia.

Anónimo
Allí, perdido, apenas era consciente de que se estaba poniendo el sol, pero con ello justificaba la luminosidad extraña que parecía surgir de un infierno subterráneo. Pero de repente empezaron a sonar aquellas voces que ya le resultaban familiares, aunque no podía identificar si provenían de su cabeza o de la misma esfera de aquella luz tan indefinible.

Anónimo
Llovía. Y en medio del bosque la lluvia intensa provocaba la niebla más espesa que jamás había visto. Pero en ese momento solo podía notar que temblaba, y que sus dedos se clavaban sin poder evitarlo en sus brazos cruzados, agarrados fuertemente por instinto.

Jim Jarmusch
Nada es original. Roba de donde sea que resuene con inspiración o encienda tu imaginación. Para robar, selecciona solo aquellas cosas que hablen directamente con tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y plagio) será auténtico. La autenticidad es invaluable; la originalidad, inexistente. Y ni siquiera intentes ocultar tu plagio... Celébralo, si te apetece.

Anónimo
No pude gritar, mi última mirada fue para observar una pierna desgarrada entre sus dientes, y la nada. Entonces desperté, palpé las sábanas, una carcajada seca y absurda rompió mi noche.

Anónimo
Súbitamente desapareció en el fondo de la bahía, sin duda para embestirme desde abajo. Primero fue un terrible costalazo. Luego se asomó para mostrarme sus nueve hileras de colmillos blancos, sus ojos apagados, sin odio ni crueldad, como los de quien ejecuta una rutina.

Anónimo
Yo no encontraba salida. Hubiese querido no saber que mis nervios lo atraerían más a mí, que las vibraciones de mi cuerpo enardecerían su instinto, que mis chapoteos le avisarían de estar ante una presa fácil.

Anónimo
Ahí estaba, enorme. Solos él y yo, él como experto depredador, en su terreno, yo como usurpadora, violando sus dominios. Me rodeaba, tan pronto lo tenía delante como detrás, inspeccionaba a su víctima con serenidad maldita.

Anónimo
Se situó ante mí repentinamente. No era posible. Apenas un segundo antes la aleta del escualo distaba a más de veinte metros. Ahora lo tenía delante, sin poder esquivar su voracidad. Las risas de mis compañeras se esfumaron con el atardecer, y como si hubiesen robado dos horas al tiempo, se hizo noche cerrada.

Anónimo
Al otro lado, paredes rosas, deformes, que inundaban su cuerpo. Él la observaba desde arriba, mientras millones de recuerdos retumbaban en sus oídos. Sola ante el espejo, recorriendo con sus dedos cada una de las arrugas que le hacían recordar todo aquello que su mente había tapado.

Anónimo
La angustia la rodeaba... Él estaba allí otra vez. Lo sabía, no era posible, ella solo quería olvidarlo, olvidar todo aquello, pero él lo había conseguido. De nuevo dominaba su espacio.

Anónimo
Pequeñas lágrimas de dolor recorrían sus mejillas, cayendo al suelo, mojando sus pies desnudos. Otra vez estaba allí. Silencio. Solamente la voz del viento gimiendo llegaba a sus oídos.

Anónimo
Despacio, se miraba ante el espejo, cada una de sus arrugas le hacía recordar todo aquello que su mente había tapado, sus dedos paseaban los ojos intentando olvidar, una y mil veces esa imagen que tanto temía que aparecía en sus sueños.

Anónimo
No podía moverme, no podía hablar. Solo podía escuchar y ver. Mi grado de desesperación se acercaba a dimensiones infinitas mientras la silueta seguía ahí, muy bajito, desde su sucio rincón, alimentando mi nuevo estado de locura.

Anónimo
El dolor de cabeza disminuyó un poco su intensidad, y pude darme cuenta de que en realidad no estaba ni adormilado. Recordé de golpe que al atardecer había escuchado un diagnóstico que el doctor daba a mi mujer. El accidente de coche y el estado de embriaguez habían producido una tetraplejia definitiva, y en consecuencia quedaba brutalmente condenado a esa silla de por vida.

Anónimo
Mi mente estaba difusa, espesa, seguramente debido al intenso dolor de cabeza. Intentaba despertar, recordar, sentir, moverme, pero era imposible. Solo recordaba a los amigos y el coche en el párking cuando fui a abrirlo.

Anónimo
Llevaba tiempo ahí intentando acaparar todo el espacio de mi cerebro y acentuando el agudo dolor de cabeza con el que me torturaba. En la oscuridad en la que estaba sumergido intentaba definir, siluetar esa boca abierta mostrando sus pestilentes dientes; su imagen era tan diáfana que no sé si la veía o la imaginaba.

Anónimo
Tenía una mezcla de miedo y resaca porque había escuchado desde chaval miles de historias sobre heroína, putas y problemas. Comencé a andar más rápido para salir de allí cuanto antes y a unos metros de mí escuché una gran carcajada seguido de una voz que se acercaba, pero no acerté a entender lo que decía.

Anónimo
Era muy tarde y estaba lejos de casa. No sabía cómo había llegado hasta esta parte de la ciudad y es que llevaba una temporada abusando en exceso del alcohol. Se trataba de una zona marginal con todos los males que nuestra sociedad nos brinda.